• Introducción

Los avances tecnológicos pertenecen a nuestra vida cotidiana. Cada vez más leemos en prensa, o vemos en medios audiovisuales, términos como big-data, blockchain, internet de las cosas (I-ot), inteligencia artificial (AI), etc, todo ello en relación a sistemas informáticos. Otros relativamente nuevos, pero que ya los hemos integrado en nuestra vida: drones, apps; y otros que estamos en proceso de convivencia y adaptación: robots, cobots, exoesqueletos…

La industria 4.0 supone interconectar todos nuestros dispositivos, que los dispositivos tomen decisiones por nosotros, así como nuevos escenarios productivos de relaciones laborales y formas de trabajo.

Todas estas aplicaciones, sistemas y equipos también están entrando y se están aplicando en la prevención de riesgos laborales, la prevención 4.0. No debemos olvidar que nuestra Ley 31/95 de Prevención de Riesgos Laborales, en su Art. 15, principios de la acción preventiva establece “tener en cuenta los avances de la técnica”, por ello no debemos de obviar estas mejoras, que optimizan los sistemas de seguridad, la prevención de riesgos en general, evitan riesgos y mejoran las condiciones de trabajo:

  • Drones
    Las aplicaciones de los drones en trabajos de alta peligrosidad son innegables, por ejemplo; ¿por qué subir a un trabajador en altura para fotografiar una estructura o superficie, cuando un dron puede fotografiar, grabar, etc.?, ¿por qué entrar un trabajador a verificar, medir, en un espacio confinado, cuando un dron puede hacerlo?

 

  • Sistemas de control remoto
    Accionar equipos a distancia supone evitar tener a una persona en la zona peligrosa, por ello garantiza la seguridad de la misma. Los sistemas de cámaras incorporadas en pequeñas barcas a control remoto para la verificación interior de tuberías de agua residual o potable, es un sistema utilizado por las empresas de saneamiento y agua potable.

 

  • Apps
    Aplicaciones informáticas encaminadas a facilitar la gestión, trámites administrativos y cálculos in situ, facilitando tanto la labor de trabajadores como de los técnicos.

 

  • Simuladores; realidad virtual, aumentada y mixta
    – Entrenar antes de afrontar el uso de un equipo/vehículo
    – Entrar en zonas de especial peligrosidad
    – Afrontar situaciones de emergencia y la posibilidad de introducir parámetros de alteración de las situaciones.

Entrenar a la persona ante emergencias o situaciones peligrosas que pueden darse, puede reducir el error humano. Forma e informa de forma práctica y entrena al operador: simuladores de uso de equipos móviles, conducción, obras de construcción, trabajos con máquinas, tanto en simuladores como en sistemas de realidad virtual, hacen que los procesos formativos y adaptativos de los trabajadores sean más eficaces.

  • Sensores, wearables, sensores asociados al internet de las cosas (Iot), Inteligencia Artificial (IA).
    – Detectores de presencia.

– Detectores de uso de EPI´s

– Sistemas controladores de accesos a zonas peligrosas.

– Relojes inteligentes que monitorizan condiciones termo higrométricas, ambientales, con  acelerómetros y geolocalización, control de caducidad, control de realización de mantenimientos,    control de activación de peligros, …

Hacen que los trabajos a ejecutar sean mejor controlados por parte de la empresa y    los propios trabajadores, como por ejemplo:

– Sensores de suelos mojados, que avisa a los trabajadores para que se tomen las medidas oportunas.
– Sensores de prohibición de acceso a zonas de trabajo si no se está autorizado y no se llevan  puestos todos los equipos de protección.
– Detectores de ruido o sensores que nos indican si una línea de vida ha sido revisada o no.
– Sensores de impactos para cascos para verificar su estado, incluso que de forma automática  haga una llamada de emergencia.
– Cascos con sensor de altura.
– Sensores térmicos en ropa para prevenir el golpe de calor, con cálculo del nivel de estrés térmico.

– Sensores en ropa para corregir malas posturas en la realización de trabajos y prevenir trastornos musculoesqueléticos.
– Sensores en ropa para avisar de la cercanía de maquinaria móvil y prevenir atropellos o golpes.
– Cámaras/sensores termográficos de presencia en zonas peligrosas de equipos de trabajo.
– Sensores en trabajos de minería que monitorizan al trabajador y la calidad del aire y que, además de la detección de gases peligrosos, detectan el movimiento del trabajador, de forma que se avisa en caso de inmovilidad de este, asociado a sistema de detección de impactos, con aviso automático y sistema de localización.
– Sistemas de detección de fallos en equipos, carretillas, vehículos, en movimiento…

  • Big data; Blockchain.

Detección de patrones de movimientos de operarios, aplicaciones para evacuaciones de emergencia y control de personal, interrelaciones entre factores atmosféricos y confort del trabajador, prevención del mantenimiento en elementos que suponen un riesgo para los trabajadores, etc., son algunas de las aplicaciones que el big data y el blockchain, o la unión de ambos, puede dar grandes soluciones preventivas.

  • Inteligencia artificial (AI); robots; cobots.

La creación de sistemas y equipos que aprenden, se adaptan, potencian o mejoran nuestras capacidades y aprenden de forma autónoma. Donde los trabajos peligrosos, de gran carga física o decisiones trascendentes y con gran repercusión personal y ambiental, puedan ser realizados por sistemas o equipos y no exponer a trabajadores.

Como anotación final, no deberíamos de perder de vista lo publicado por Adrián Todolí, profesor de la facultad de derecho y codirector de la cátedra de economía colaborativa y transformación digital de la Universidad de Valencia, donde advierte que “las máquinas puede tratar a los humanos como si fueran otras máquinas y propone que los algoritmos se diseñen contemplando los riesgos laborales existentes”, “el personal de una empresa se expone a determinados riesgos cuando la gestión de los recursos humanos y las relaciones laborales se automatizan”, “las nuevas tecnologías deben programarse para prevenir y reducir los riesgos como el estrés, organización de
tiempos, que pueden generar en ansiedad, burnout, depresión”.

La aparición de nuevas formas de trabajo, ritmos, extensión, exigencias, jornadas laborales, la interrelación persona trabajadora – tecnología y el trabajo a distancia conlleva la aparición de nuevos riesgos; riesgos emergentes, tecnoestrés, tecnoadicción, aislamiento, nuevas relaciones laborales, monotorizar a la persona, vulnerabilidad, inseguridad laboral, adaptación a nuevos entornos, automatización excesiva, invasión ámbito personal y familiar, etc.

Todo esto conlleva más que nunca a aplicar lo que el Art. 15 de la Ley 31/95 de Prevención de Riesgos Laborales establece como principios de la acción preventiva, que si bien hay que tener en cuenta el “avance de la técnica”, no por ello debemos de olvidar el “evitar y combatir los riesgos en su origen”, “adaptar el trabajo a la persona” y el “planificar la prevención, buscando un conjunto coherente que integre en ella la técnica, la organización del trabajo, las condiciones de trabajo, las relaciones sociales y la influencia de los factores ambientales en el trabajo”.

La tecnología en sí misma no implicará efectos positivos o negativos, es la forma en la que se utiliza la que determina unos resultados beneficiosos o perjudiciales.

Autor: Juanjo Cano

Técnico Referente en Ergonomía en Valora Prevención